Lo más triste no es llorar de dolor.
Lo más triste no es sentirse indeseado ni querer morir al instante.
Lo más triste es tener el corazón nuevo e intacto...
Al corazón hay que usarlo,
meter mano al pecho y arrancártelo de un tirón,
ofrecerlo así crudo y fresco
aún palpitando,
después,
tirarlo al suelo,
dejar que lo escupan,
dejar que lo pisen,
que lo humillen,
cortarlo,
romperlo,
rayarlo,
estrujarlo,
golpearlo,
fusilarlo...
una ves que haya muerto y dejado de palpitar,
...
habrá que verlo desde lejos,
levantarlo,
tomarlo entre los brazos con delicadeza,
acariciarlo,
pedirle perdón,
llevarlo a casa,
bañarlo,
cobijarlo,
buscar las partes perdidas,
juntar las partes,
rehacer las partes destruidas,
reconstruirlo,
coserlo,
reacomodarlo,
tragárselo
y cantarle.
Con el tiempo las remiendas actuarán
y el objeto muerto cobrará mas forma de corazón,
las heridas se volverán cicatrices,
hermosas,
orgullosas,
visibles,
listas para que cuando el corazón palpite de nuevo
y quiera volver a salir del cuerpo
pueda hacerlo libremente.
Porque para eso está.
Para salir del cuerpo,
y quebrarse.
Y morir todas las veces que sea necesario...

Au revoir...
LG
2 comentarios:
amén mi querida virgen perpetua
Mincantó la fotografía de cierre...tasty
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