" 3. Para mí: escribir es una cochinada. Un tormento. No se lo deseo ni a mi peor enemigo. En la mañana me siento un narrador medianamente inspirado pero en la tarde pierdo total fe en cualquier palabra manoseada por mí. Escribir es una ociosidad, una literal pérdida de tiempo. Pienso a menudo en el veinteañero que fui, todo lleno de esperanzas frágiles y bobas, añorando con ser todo un escritor. O más bien: añorando ser leído, que tiene poquita más dignidad. Todo se cae a mi alrededor. Me despabila a diario la esperanza de que un día conseguiré párrafos que no me hagan sentir tan indefenso. Temo ser enterrado en el cementerio de los malos escritores.
Tampoco me quiero hacer el sufrido. Escribir es quitarse con placer la cicatriz en la rodilla, es presumir el chupetón, es la cucaracha que decidimos no pisar en la calle y es salir milagrosamente vivo de entre las piernas de una mujer".
Extraídas de http://revistacritica.com/columnas-2/dos-de-surtida/125-dias-sin-encontrarme-a-nadie-leyendo-literatura-en-la-calle
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