salí del pueblo amarillo sin rumbo, con el único plan de no planear nada,
con el único afán de no afanarme a nada,
con la risa y la sonrisa como mis únicas metas amigas.
En resumidas cuentas no me dí cuenta,
he aquí las razones del "destino",
que me gusta llamar "Las SinRazones de mi universo".
Hubo varias cosas que aprendí en el miniviaje...
- Fui porque tenía que aprender a hacer una maleta ligera.
- Descubrí que todos los caminos llevan a destinos placenteros si uno no sabe a dónde va.
- El viaje era necesario para que yo subiera dos kilos.
- Orinar en la vía pública como símbolo de naturaleza humana.
- A nadie la gusta jugar Scrabble porque a nadie le gusta pensar en sus palabras.
- Pasar tres días sin que el corazón llore.
- Volver a abrir la boca sin el temor al juicio social.
- Abrir la boca para vivir, morir y renacer.
- Abrir los brazos en un suelo con un metro de alto, alzar los brazos y ser más alta que todos.
- Desde mis primeros viajes a culiacán siempre había querido comprar una pulcerita plateada, de esas que se le graban cosas, pues bien, tuve que aprender a esperar que pasaran trece años para saber al fin qué era lo que debía ponerle...
- Aprendí que la esquizofrenia y el anonimato se llevan bien.
- Que no quiero nada de la vida, no espero nada, porque aquel que no espera, de repente se encuentra sonriendo por "sinrazones".
- Que no hay canciones sino cantos.
- Que no hay amigos, hay familia elegida.
- Que la comida es motor, no es amor.
- Aprendí a decir sí, sin sentirme ansiosa de regresar.
- Confirmé que puedo vivir toda mi vida de noche y soñar todo el día.
- Que los corazones nobles tienen una manera de reconocerse entre la multitud.
- Que no quiero conocer a un hombre, quiero conocer "al hombre".
- Que la gente común va y viene, pero hay que prestar atención a la gente especial que viene y no se va.
- Y que la vida no se trata de buscar, sino de ser encontrado.
Fuimos la tribu, nuevamente.
LG
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