jueves, 9 de agosto de 2012

CHAVELA EN EL ÚLTIMO TRAGO






Qué seríamos sin ese alimento principal de la escritura: el dolor del mundo, esas notas que encontramos en las calles y que nos calan, que nos brincan.
La muerte de Chavela Vargas es para México un llamado a la verdad, es un canto conjunto de lucha que espera ser elevado con gritos al cielo, o en donde ella esté.
Fui admiradora de Chavela y su música por elección tardía, la edad y la vida a veces son fichas que nos juegan en contra, y sin embargo esos años que la viví me bastaron para poder llorarle con honor.
Archivo estas estas palabras de otros artistas que me encontré y que hablan acerca de la gran mujer... sinceramente comparto el sentimiento.


Uno siempre cae rendido ante un artista como Chavela Vargas.
Emanaba una autoridad sin esfuerzo, una natural fuerza de comunicar, de conmover, de poder hacer que todos los pelitos de los brazos se pararan con su mera voz. Tenía esa aura de lucha, de desafío y de misterio -de conocer lo que el resto no conocemos; de conectar con la melancolía, con la elocuente pena y verdad de la vida y así poder transmitir ese sufrimiento que todos alguna vez sentimos-.
Le entrego toda mi admiración a Chavela Vargas por ser una gran y auténtica artista, una referente de mujer sólida, genuina, fuerte e independiente.
Por Francisca Valenzuela

...
Yo escuché de joven a Chavela, siempre, pero no la vi en directo sino hasta más tarde. Siempre he encontrado en su expresión algo que me da fuerza, que me permite seguir construyendo mi propio camino como cantante y autora, es un gran espejo donde mirarse... Quizá, yo no pueda dejar de separar el hecho de que hacemos lo mismo para respirar, para pertenecer al mundo...quizá, yo no quiera dejar de verla como una inspiración y como una energía viva que se adentró en mi corazón.
Chavela, eres grande y, quiero ser como tú. Chavela, es curioso, pero deseaba cantarte estando las dos en este mundo, sin embargo, tú siempre me llevas más lejos...
Por Ely Guerra


... Chavela, que en su momento no sólo se atrevió a romper paradigmas de la música que interpretaba además de retar también los estereotipos que la rodeaban, si no se atrevió a ser auténtica.
... hace unos 15 años cuando fui a un concierto que ofreció en el Zócalo .....Era una señora de edad avanzada, parada estoicamente con un gabán negro que lucía cuando extendía sus brazos. Hasta ese entonces no había escuchado nada parecido, bastó con 3 canciones para que me abordara un sentimiento de abatimiento, de tristeza…un nudo en la garganta. No podía creer que siendo la primera vez que escuchara a alguien cantar me orillara a la nostalgia y tristeza de una manera tan tan cabrona y profunda..... me fui a mi casa literalmente con un traumatismo cardio-digestivo, es decir, con un vacío en el estómago.
No sólo lo importante de Chavela era como interpretaba su música, sino como interpretaba la vida. Una mujer postmoderna, libre, auténtica, que vivió en los excesos que muchas veces, como decía William Blake, llevan al palacio de la sabiduría. Podría decirse que era más rockera que muchos de los grandes de este género. Era más mujer, también más hombre, que muchas y muchos.
En aquel concierto que la escuché por primera vez dijo “les dejo de herencia mi libertad… salud” y levantó un vaso que seguro contenía solo agua, porque ya se había acabado todo el tequila de su vida.
Por Pascual Reyes

miércoles, 1 de agosto de 2012

CUENTO


Se trata de olvidarme de la música y clavarme en la letra,
dejar que las palabras me descubran.


Me gusta escuchar canciones que parecen poemas, y en la letra encontrar el decir
en el momento preciso, pero con la boca prestada.

Aquí va...



Cuánto se puede, quiero saber 
quien tiene menos para comer

y te convido 
y pido que no tenga sed.. 

la emoción mece, crece y te quiero ver 

Puede que te quiera secuestrar 
después te vaya a torturar 
no sé, 
pero 
solo quiero contemplar cuántas de tus pecas puedo yo entender

porque ya no puedo esperar 
quiero que te vengas a tomar 
un té 
y entre todo este bienestar 
me acuerdo 
que ya despegué los pies... 

Me encimo, afino, termino y descubro que 
el cuento, que cuento, no siento 
que quiera ser... 

y el humo 
consumo que imaginé... 

enciendo y entiendo 
que no te conozco bien... 



de Ximena Sariñana, México, 2002.