viernes, 7 de julio de 2017

EL FAMOSO NIÑO INTERIOR

Intentando encontrar la relación entre la Biodescodificación, la Psicología, la PNL, el Transgeneracional y muchas otras terapias, técnicas y metodologías para encontrar “la sanación”, la salud y la paz, sin duda nos toparemos más tarde que temprano con un concepto llamado “nuestro niño interior”.
Hay muchísima gente que habla de ello, autores que han hecho fortunas dedicándose a ello, como si se tratara de una moda.
Muchas personas comentan que quieren sanar a su niño interior, que deben trabajar con su niño interior o que no han podido recuperar a su niño interior. Y sucede que, aparentemente, como adultos, hemos sido programados para olvidarlo, para abandonarlo, para ocultarlo.

El niño interior no es más que esa parte emocional nuestra que es optimista, amorosa, alegre, con mucha energía, con ilusiones, con creatividad, libre de limitaciones.

Pero analizando todo esto desde una aparente realidad, no todos los niños tienen una infancia feliz o tranquila. No todos los niños son amorosos ni optimistas, no. Eso también es parte de lo que nos “quieren hacer creer”.
En la humanidad actual es una creencia también, el pensar y creer fervientemente que ser niño equivale a ser feliz. Es una creencia más.
Hay niños enfermos, niños que nacen con alguna deficiencia, niños que nacen para ser regalados, vendidos, abandonados y maltratados. Niños que nacen para obtener de ellos algún órgano, es la verdad.
Por lo tanto, ese famoso “niño interior”, si nos detenemos a analizarlo objetivamente, no es realmente volver a “nuestra infancia” feliz y pacífica, no. Incluso, ese “niño interior” no es el niño o la niña que yo debí ser. Porque ninguna persona adulta que como niño o niña hayan vivido desgracias, dolor y rechazo quisiera volver a ello ni loco, ni pueden cambiar lo que les tocó vivir.

El niño interior por lo tanto, ha sido mal entendido y mal aplicado. El niño interior no es “lo que éramos” de niños, ni lo que “no vivimos de niños”, que quede esto muy claro. 
Porque sanar a nuestro niño interior, no es volver al pasado a perdonar, a olvidar o a soltar a nadie. No es aceptar que “teníamos que pasar por esa difícil infancia” que vivir ciertas cosas en nuestra infancia para ahora además, agradecerlo. No.

El niño interior se refiere a nuestra esencia como seres energéticos y amorosos. Como seres de luz, como seres universales.
El niño interior, es nuestra verdad pacifista, cooperativa, sin nacionalidad, sin raza y en equidad.
Es volver a nuestra esencia divina de amor.
Y créanme, que “sanar” eso, cuesta mucho más que perdonar un pasado, una infancia desgraciada. Porque al niño interior no hay que sanarlo, hay que “encontrarlo”. Lo hemos perdido, nos hemos perdido.

Yéndonos más allá, mucho más allá de una vida cotidiana, comencemos por saber que ningún niño es “inocente”. Como seres energéticos que venimos una y otra vez a la Tierra a aprender y a evolucionar como almas, sabemos pero hemos olvidado, que nosotros mismos hemos elegido a nuestras familias, nuestras desgracias y sufrimientos, incluso, hemos visto ya nuestra muerte física. Nadie como “alma” en el cuerpo físico de “un niño”, viene “limpio”. Todos traemos nuestras historias y caminos encima, pero claro, no lo recordamos. Porque de recordarlo, sufriríamos más de lo debido añorando lo que en realidad somos.
Si nos limitamos a “creer”, que sanar al niño interior, es perdonar a nuestros padres por no habernos abrazado cuando éramos chiquitos, bien, de acuerdo. No nos perjudica y puede resolver muchos de nuestros conflictos emocionales presentes. Pero no es eso.
Sanar a nuestro niño interior, consiste en entender que esa falta de abrazos es lo que yo elegí para crecer en ésta vida, para hacerme más fuerte, para eliminar apegos, etc.
Y es difícil, sí.

¿Han visto por la calle, alguna vez, ese tipo de niños que les provoca a ustedes decir algo como “esa niña tiene una mirada como de viejita”, “ese niño pareciera un alma vieja”, esa niña habla como si tuviera una gran sabiduría?
Esa es la esencia con la que venimos, llena de experiencias, llena de aprendizajes, totalmente saturada de vivencias varias y para nada, contiene inocencia. Incluso, muchas almas encarnadas en “nuevos niños”, bebés, vienen llenas de maldad, de odio, de rencor, porque esa es la vida y el traje, que esas almas o energías, eligieron para llegar a éste planeta a aprender, a crecer.

Dejemos de pensar que “ser niños” es “ser felices” y que ser adultos, es una maldición, porque no es así de ninguna manera.
Todos los seres humanos, formamos parte de un todo, cada uno con un “traje” diferente (cuerpo físico), cada uno con un camino diferente y cada uno con un aprendizaje diferente.

De este modo, “querer sanar a mi niño interior” desde “yo soy mejor que el otro”, está mal.
Quererlo sanar desde “yo no puedo vivir sin ese hombre o esa mujer”, está mal.
Quererlo sanar desde “yo soy mexicano y ningún país es mejor”, está mal.
Quererlo sanar desde “necesito tener más dinero”, está mal.

Porque lo que realmente significa sanar a nuestro niño interior, consiste en ir mucho más allá de cualquier terapia, mucho más allá de cualquier curso o seminario, mucho más allá de buscar una sanación. Se trata de comprender nuestra verdadera esencia.
Qué más da que yo perdone a mis padres por no haberme abrazado si grito cuando alguien se mete en la fila, jamás saludo a mi vecino y le guardo rencor a mi ex novio.
¿Comprenden de qué va?

Sanar al niño interior es sanarme yo como esencia, para ver a todos los que me rodean como compañeros de viaje y aprendizaje. Como maestros de grandes lecciones. Y, con todo esto, sanar todos juntos, elevarnos todos juntos y crecer energéticamente todos juntos. Dejar el egoísmo, el patriotismo, los apegos, para volverme y sentirme parte del todo.

O qué, ¿quiero sanar a mi niño interior, pero continuar con mi mal genio, mi pesimismo, mis achaques, mis quejas, mis apegos y viviendo en la superficialidad?

Sanar a nuestro niño interior, consiste ni más ni menos, que llegar al punto en el podamos decir, puedo morir hoy tranquilamente, porque no necesito nada, porque estoy en paz con todos y todo, porque acepto la vida con todo lo que ha sido, porque estoy en paz.

Es entender que si bien sirven las “terapias alternativas”, las metodologías, los tratamientos, los cursos y los seminarios, tan sólo son elementos que nos permitirán sobrellevar mejor nuestro paso temporal por éste mundo. Y que lo primero que yo, como energía debo entender y saber, es que debo permanecer como observador, disfrutar de mi vida tal como es, porque a eso vine. Aceptar lo que la vida me presenta y dormir tranquilo. Y todo eso, requiere de mi enfoque, de mi búsqueda de paz, de alejarme de todo aquello que pueda ser tóxico para mí. Dejar de querer que los demás sanen a mi ritmo o aprendan lo mismo que yo. Porque en la medida en que yo pacifique mi esencia, en la medida en que yo vibre en positivo, en esa medida vibrarán los demás. 

Recordemos que éste mundo es cuántico. Todo lo que emitimos se regresa, rebota en los demás. Si yo vivo en el dolor, en el rencor, en la incapacidad para aceptar o perdonar, si yo vivo en juicio a los demás, en el capricho, en la obsesión, en la vanidad. En esa misma medida viviremos carencia, desamor, tristeza y soledad.

Así las cosas….
Akasha Sanación Integral
Elizabeth Romero Sánchez y Edgar Romero Franco.

POR QUÉ DOY DE MAMAR

 Yo no doy de mamar porque lo recomiende la OMS, ni porque sea lo mejor para mí, ni para prevenir la osteoporosis, ni en su momento porque quisiera evitar la depresión post-parto, ni para que mi bebé esté más sana que otros o prevenga ciertas enfermedades en el futuro. Yo no doy de mamar para oponerme a las hermanas que dan biberón, ni para ganarle ninguna batalla a la leche de fórmula, ni porque sea una moda o no esté de moda y me guste ir a la contra. Yo doy de mamar porque desde que te concebí … estoy enamorada de ti, porque … después de tú nacimiento sigo sin encontrar otra manera más hermosa de decirte que te quiero, que estoy aquí para ti cada vez que me necesites. Yo doy de mamar porque me da la gana, porque me sale de la teta, porque me parece una simbiosis increíble la que hemos logrado, porque jamás me sentí más productiva, ni más nutritiva, ni más receptiva, ni más recíproca, ni más tuya, ni más mía. Yo doy de mamar porque me hace feliz, porque te hace feliz, porque me permite bailar contigo en la quietud del atardecer, en la penumbra de la primera hora del día, bajo la rabiosa energía de la luz del sol o en el cobijo de la Sombra (la real y la propia). Yo doy de mamar porque la naturaleza está ahí, porque no necesito controlar nada, porque me permite reencontrarme con generaciones de mujeres dentro y fuera de mi familia, porque estoy re-naciendo y es tan hermoso. Yo doy de mamar porque es algo vital, mágico, irrepetible, porque no ha sido un camino fácil pero ha valido la pena, porque hemos aprendido mucho …: yo de ti y tú de mí. Yo doy de mamar porque soy tenaz, testaruda, cabezota, perseverante, capaz, porque soy lúbrica e intuitiva, porque con mi leche te trasmito la energía femenina …: el río de la vida. Yo doy de mamar porque existen las jeringas y los sacaleches … y la fuerza del grupo… y una voz amiga detrás de un teléfono... Yo doy de mamar porque hay un hombre que completa el triángulo, un gran padre que no tiene celos, un compañero de vida que apoyó mi decisión cuando fue cuestionada, que ha comprendido, que ha otorgado, que ha sido mi hombro en los momentos bajos, mi Dj, mi “amo de casa”, mi cocinero, mi enamorado, nuestro proveedor de Futuro. Yo doy de mamar porque existe el Jazz, el Blues, porque mis senos han fluido durante horas escuchando la aguja arañar el vinilo, …, porque amo la noche y dormirte cada día al pecho es un gustazo y no una rutina. Yo doy de mamar porque mis tetas son hermosas, increíbles, invencibles, porque no tienen vergüenza alguna de amamantarte libremente cuando lo necesites, estén donde estén. Yo doy de mamar porque cada vez que me buscas en el lecho me siento tan loba, tan fuerte, tan mujer, tan madre, tan libre, tan yo…Gracias por existir …, por lucharte el inicio de esta lactancia junto a mí, por disfrutarla, por seguir haciendo posible tanta felicidad, te amo, estoy aquí, estás aquí... ahí fuera, el mundo a nuestro alrededor, gira, gira.

domingo, 5 de febrero de 2017

PARA LA MAMÁ

Para la mamá escondida en el baño, la que necesita unos minutos de tranquilidad mientras le resbalan lágrimas de los ojos.
Para la mamá que esta esta tan cansada que siente que no puede continuar, que daría lo que fuera por un momento de paz.
Para la mamá estacionada en su carro, sola, comiendo a escondidas porque no quiere que nadie vea que come comida chatarra.
Para la mamá que llora en su cuarto por haber regañado a los niños por una tontería, una tontería que la hace sentir culpable y ruin.
Para la mamá que batalla desesperadamente al ponerse unos pantalones de mezclilla porque quiere verse bonita y lucirlos para sentirse mejor.
Para la mamá que no quiere salir de casa porque siente que la vida la rebasa y es demasiado para ella.
Para la mamá que pide pizza de cenar porque no le alcanzo el tiempo para hacer la cena de nuevo como ella esperaba.
Para la mamá que se siente sola, aún cuando esta acompañada.
Tú vales mucho.
Tú eres importante.
Tú eres suficiente.
Esto es una etapa, una etapa loca, desafiante y difícil para todas las mamás. 
Pero al final todo valdrá la pena. Por ahora es difícil. Difícil en muchas y distintas maneras para cada una de nosotras. No siempre lo hablamos, pero todas batallamos, no estas sola.
Tú eres suficiente.
Tú das lo mejor de ti.
Esos pequeños ojos que te observan piensan que eres perfecta, piensan que eres más que perfecta.
Esas pequeñas manitas que piden tus brazos, piensan que eres la más fuerte y que puedes conquistar el mundo.
Esas pequeñas boquitas comiendo lo que cocinas, piensan que eres la mejor porque no les hace falta nada de comer.
Esos pequeños corazones que buscan el tuyo, no quieren nada más que a ti.
Por que tu eres suficiente para ellos, tú eres más que suficiente, mamá.
Tú, eres, maravillosa.
😘👌🏻