domingo, 21 de agosto de 2016

LOS BEBÉS NO SON COMO NOS CONTARON

No. Los bebés no son como nos lo
contaron. A los bebés no les
gusta dormir en cuna. Rodeados
de barrotes. Presos en una jaula.
No. Los bebés quieren dormir
junto al cuerpo de su mami,
calentitos, seguros, amparados,
amados, tocados.

No. Los recién nacidos no quieren
siquiera estar en posición
horizontal. Quieren dormir en tu
pecho, en vertical, meciéndose al
arrullo de tu corazón. En
horizontal su digestión se
ralentiza, vomitan, buchean,
cogen cólicos, se asustan, se
sienten vulnerables.

No. Los bebés no se acostumbran
a los brazos: ya nacen
acostumbrados. Desde el principio
saben bien lo que es bueno.

No. Los bebés no duermen toda la
noche. Se despiertan a cada rato.
Para comer y para no comer. Para
comprobar que estás a su lado y
que los estás cuidando. Para
cerciorarse de tu presencia, que
es su seguridad. Para tocarte y
olerte.

No. Los bebés no quieren estar
solos. No quieren perderte de
vista ni un minuto, quieren estar
junto a ti, en el centro de la vida.

No. Los bebés no quieren jugar
solos en un corral. Quieren jugar
contigo, sonreír, ser atendidos,
treparte por encima, gatear por el
salón.

No. Los bebés no quieren tomar
leche de otra especie. Quieren
leche de la suya, de la que sabe a
mamá.

No. Los bebés no quieren chupar
todo el día un trozo de plástico.
Quieren chupar tus pechos, sus
manitos, tus dedos... piel
humana.

No, los bebés no quieren que los
vistas, ni que les pongas tejidos
picones, pendientes en las orejas,
ropas apretadas, cintas, encajes y
otras cosas molestas. Quieren
estar desnudos, correr sin
zapatos, disfrutar del tacto de la
naturaleza en su piel, del piel con
piel contigo.

No. Los bebés no quieren estar
quietos. Quieren que te muevas,
que los mezas, los arrulles, que
andes y pasees, y los lleves
contigo. En cuanto pueden,
quieren gatear, correr, saltar,
explorar, llegar a todas partes...

Sí. Los bebés son curiosos por
naturaleza. Quieren y deben
tocarlo todo. Incluidas esas cosas
que más tú tocas: los mandos, los
relojes, los teléfonos, los equipos
informáticos...Su riqueza sensorial
se desarrolla a partir de ahí.

No. Los bebés aprenden lo que
viven. Si siempre oyen "no",
pronto a todo te dirán no. Si a
todo tienes miedo, pronto a todo
tendrán miedo.

No. Los bebés no son alto-
demandantes. Somos nosotros los
bajo-tolerantes, los bajo-
pacientes, los bajo-disponibles,
los bajo-respondedores.

No. Los bebés no quieren que los
dejes. Quieren ir contigo a todas
partes, eres su ejemplo, su
seguridad, su referente, su único
universo.

Te guste o no te guste, así son los
bebés humanos, primates,
mamíferos. Si quieres
comprobarlo, tan solo ten uno.
Ninguna otra especie desconoce
tanto a sus propias crías. Si
queremos un mundo un poquito
más humano, bien haríamos en
comprenderlo.

No son como nos lo contaron. Son
infinitamente mejores y más
inteligentes. Cualquiera que ve a
estas crías diría: ¡qué especie tan
avanzada! ¿Y cómo se convirtieron
en lo que hoy son!

Por: Ileana Medina