viernes, 16 de noviembre de 2012

EL CORDÓN DESATADO


una mujer, una
goma pinchada, una
enfermedad, un
deseo; miedos enfrente tuyo,
miedos que se mantienen tan inmóviles
que puedess estudiarlos
como piezas en un tablero de ajedrez...
no son las cosas grandes lo que
envía a un hombre al
manicomio, la muerte que le corresponde, o
el crimen, el incesto, el robo, el fuego, la inundación...
no, es la serie continua de pequeñas tragedias
lo que envía a un hombre al
manicomio...
no la muerte de su amor
sino un cordón que se desata
justo
cuando no hay tiempo...
el espanto de la vida
es ese enjambre de trivialidades
que pueden matar más rápido que el cáncer
y que siempre están ahí-
las patentes o los impuestos
o el carnet de conducir vencido,
o contratar o despedir,
que lo hagas vos o que te lo hagan a vos, o
constipación
multas
raquitismo o grillos o ratones o termitas o
cucarachas o moscas o el
anzuelo enganchado
en tus pantalones, o sin nafta
o demasiada nafta,
la pileta se tapó, el portero está borracho,
al presidente no le importa nada y el gobernador
está loco.
la perilla de la luz se rompió, el colchón
parece una cama de fakir;
$ 150 por una afinación, cambio de carburador y
tanque lleno en Sears Roebuck;
y la cuenta de teléfono sube y los mercados
bajan
y la cadena del baño se
rompió,
y la luz se quemó
la luz del hall, la luz del frente, la luz de atrás,
la luz interior; está
más oscuro que el infierno
y dos veces más caro.
después están siempre los cangrejos y las uñas
encarnadas
y la gente que insiste en que son
tus amigos;
hay siempre eso y algo peor;
canillas que gotean, Cristo y la Navidad;
el salame se puso azul, 9 días de lluvia,
el leverwurst está
púrpura.
o si no te ganas la vida
como camarera en el Norms, en el turno de noche,
o como vaciador de chatas
en el hospital,
o como lavacoches o chofer de colectivos
o ladrón de viejitas
las dejás gritando en la vereda
con los brazos rotos a los
80.
de repente
2 luces rojas en tu espejo retrovisor
y sangre en tu calzoncillo;
dolor de muelas, y $ 979 por un puente
$ 300 por un diente de oro,
y China y Rusia y América, y
el pelo largo y el pelo corto y la
pelada, y las barbas y la
ausencia de caras, y un montón de zigzag
pero ningún lugar, excepto quizá para mear
y lo de tus intestinos.
con cada cordón desatado,
se hacen cientos de cordones desatados,
y un hombre, una mujer, una
cosa
entra en el
manicomio.
así que la próxima vez
ten cuidado
cuando te inclines.

C. Bukowski

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